La ciudad fue levantada sobre un trazado "a cordel" del ingeniero José Comesana, quien planificó calles rectas y manzanas de 80 varas por lado, lo que dio como resultado una ciudad hermosa y serena, de calles impecablemente regulares, el famoso damero o tablero de ajedrez al que Celendín ha sido tantas veces comparado.
Es un misterio el origen de muchos de los fundadores del pueblo. Se sospecha, por los apellidos y rasgos culturales, que en algunos casos se trataba de descendientes de familias galaico-portuguesas, tal vez de raíz judía o judío conversa.
Durante la época colonial, desde fines del siglo XVII y a lo largo del siglo XVIII, muchos judíos sefarditas que habían sido expulsados de España pasaron a América, ya sea por su cuenta o por cuenta de Holanda, que tenía planes de colonización en América del Sur e intentaba apoderarse de Brasil, empresa que fracasó.
Según una teoría en torno a lo orígenes étnicos y culturales de Celendín, un grupo de judíos portugueses llegó hasta la zona en el siglo XVIII, se enamoró de la región y decidió quedarse.
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